viernes, 9 de noviembre de 2018

Demoniaco

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Carmen, le dije, está encargada de las redes sociales del diario, no es un puesto que implique una gran carga laboral, claramente, ni que exija un talento desbordante, por tanto es factible creer, como lo hacen varios allí, que ha llegado donde está por su belleza, la que es evidente, y simpatía. Es factible, pero no puedo estar por completo seguro de que sea así, pues sé muy poco sobre ella. Jamás hemos intercambiado palabra, no pasamos del saludo cordial y la sonrisa fingida cuando nos cruzamos en algún pasillo, la misma que se da a cualquiera que termine frente a ti, aunque no tengas idea de cuál es su nombre o las ideas que defiende. Levantando la cuchara, colmada en sopa de caracolitos, detuve mi discurso, dejando el espacio suficiente para que ella lo llenara o, si no era capaz de hacerlo, para que al menos le agregara uno o dos bloques de los que me pudiera sostener para continuar el tema y así no fuera tan obvio mi objetivo primordial. Quería que pareciera una conversación natural, lo que se habla cuando tomas sopa u ordenas la ropa pensando en el día siguiente, lo mismo que se habla para evitar el silencio más que para nutrir el espíritu. Eso quería, y Mara, como el pez, que preso de sus limitadas capacidades confunde un filoso gancho, cubierto en artificios, creyéndolo algo provechoso, se lanza sin ninguna duda sobre él, igual que ese pez, cambió su expresión y me preguntó, inquisidora, qué quería decir con que su belleza era evidente.

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¿Discutieron?, preguntó Noel. Claro que no, le dije, nada, pero demostró que le interesa el asunto, al menos. No es del todo indiferente a la presencia de otra mujer en mi vida. Eso es bueno, me comentó Noel al tiempo que consideraba una serie de consejos que podrían servir para tomar el siguiente paso, pues, continuaba, no basta con plantar el germen, hay que entregarle las condiciones necesarias para que crezca y se desarrolle hasta llegar a ser lo que esperamos al plantarlo. Según yo, había que esperar al menos una semana y durante ese tiempo evitar tocar el tema, crear cierta expectación, misterio, y tras esto agregar algún dato ínfimo sobre Carmen, algo que no se haya dicho antes pero que pareciera insignificante, sin valor, una historia menor dentro de otra que pudiera ser importante, añadirla como un personaje incidental que al momento de ser nombrada produjera un efecto tal que detuviera el ritmo de la narración y todos los ojos se posaran, la fracción de segundo que durara su intervención, en ella. El desconocimiento y la imaginación completarían la escena. De esta forma, dije, la misma Mara agregará características a la personalidad o imagen de Carmen, las que estarán relacionadas directamente con lo que ella considera atractivo, volviéndola más peligrosa aún.
Diabólico, dijo Noel, pasmado.

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