5
Carmen,
le dije, está encargada de las redes sociales del diario, no es un
puesto que implique una gran carga laboral, claramente, ni que exija
un talento desbordante, por tanto es factible creer, como lo hacen
varios allí, que ha llegado donde está por su belleza, la que es
evidente, y simpatía. Es factible, pero no puedo estar por completo
seguro de que sea así, pues sé muy poco sobre ella. Jamás hemos
intercambiado palabra, no pasamos del saludo cordial y la sonrisa
fingida cuando nos cruzamos en algún pasillo, la misma que se da a
cualquiera que termine frente a ti, aunque no tengas idea de cuál es
su nombre o las ideas que defiende. Levantando la cuchara, colmada en
sopa de caracolitos, detuve mi discurso, dejando el espacio
suficiente para que ella lo llenara o, si no era capaz de hacerlo,
para que al menos le agregara uno o dos bloques de los que me pudiera
sostener para continuar el tema y así no fuera tan obvio mi objetivo
primordial. Quería que pareciera una conversación natural, lo que
se habla cuando tomas sopa u ordenas la ropa pensando en el día
siguiente, lo mismo que se habla para evitar el silencio más que
para nutrir el espíritu. Eso quería, y Mara, como el pez, que preso
de sus limitadas capacidades confunde un filoso gancho, cubierto en
artificios, creyéndolo algo provechoso, se lanza sin ninguna duda
sobre él, igual que ese pez, cambió su expresión y me preguntó,
inquisidora, qué quería decir con que su belleza era evidente.
6
¿Discutieron?,
preguntó Noel. Claro que no, le dije, nada, pero demostró que le
interesa el asunto, al menos. No es del todo indiferente a la
presencia de otra mujer en mi vida. Eso es bueno, me comentó Noel al
tiempo que consideraba una serie de consejos que podrían servir para
tomar el siguiente paso, pues, continuaba, no basta con plantar el
germen, hay que entregarle las condiciones necesarias para que crezca
y se desarrolle hasta llegar a ser lo que esperamos al plantarlo.
Según yo, había que esperar al menos una semana y durante ese
tiempo evitar tocar el tema, crear cierta expectación, misterio, y
tras esto agregar algún dato ínfimo sobre Carmen, algo que no se
haya dicho antes pero que pareciera insignificante, sin valor, una
historia menor dentro de otra que pudiera ser importante, añadirla
como un personaje incidental que al momento de ser nombrada produjera
un efecto tal que detuviera el ritmo de la narración y todos los
ojos se posaran, la fracción de segundo que durara su intervención,
en ella. El desconocimiento y la imaginación completarían la
escena. De esta forma, dije, la misma Mara agregará características
a la personalidad o imagen de Carmen, las que estarán relacionadas
directamente con lo que ella considera atractivo, volviéndola más
peligrosa aún.
Diabólico,
dijo Noel, pasmado.
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